lunes, 6 de diciembre de 2010

Entrevista a Laura Roldán

“Creo en el poder de las cosas pequeñas, en el trabajo de las hormigas, en la flor dulce de la verbena. Un proyecto pequeño en momentos difíciles es un camino de esperanza.”
L.R.


Por Edit Marinozzi




Laura Roldán nació en la Ciudad de Córdoba. Es tallerista, investigadora, autora de literatura infantil. Participa del Plan Lectura del Programa Educativo Nacional del Ministerio de Educación. Coordina Talleres de Promoción del libro y la Lectura. Es asesora el Proyecto Biblioteca Parlante de la UNNE (Universidad Nacional del Nordeste), Chaco, y colabora en la revista virtual de literatura infantil y juvenil Imaginaria.
Algunos de sus libros son: La chuña y el zorro y otros cuentos, La leyenda del tucán, La discusión, Muchobicho, Cuentos del Noroeste, Aquí hay gato encerrado, Cuentos del Litoral, ¡Salud!

Este año recibió una Mención de Honor en la categoría “Lectura entre docentes”, por el Premio Vivalectura, que estimula, fomenta y rinde homenaje a las experiencias más destacadas en materia de promoción de la lectura. Es una iniciativa inédita emprendida por el Ministerio de Educación de la Nación y la OEI (Organización de Estados Iberoamericanos para la Educación, la Ciencia y la Cultura), que cuenta con la cooperación de la Fundación Santillana.
Este evento se realizó en el marco de la Feria del Libro 2010, y fue en ese momento que tomamos contacto con Laura Roldán, y le manifestamos el interés por mantener con ella una entrevista.

El momento ha llegado, y el lugar del encuentro fue la linda casa de nuestra autora, en el barrio de Caballito.

Bueno, Laura, por fin el esperado encuentro. “Encontrarnos con la lectura” fue el trabajo por el que recibiste la mención de honor. ¿Podrías contarnos cómo fue esa experiencia?Es una experiencia de capacitación en Promoción de la Lectura que coordino desde 2003, en la Argentina Profunda en distintas zonas del interior de Chaco y Misiones. El proyecto se desarrolla en el Marco del Programa de Cooperación con escuelas Rurales, de Fundación Navarro Viola, Fundación Bunge y Born y Escolares.
El trabajo se realizó con docentes y directivos de 280 escuelas que desarrollan una propuesta institucional de Promoción de la Lectura en sus comunidades. Algunas instituciones tienen alumnos de las comunidades indígenas de la zona: Guaraníes, Tobas, Mocovíes.




¿En qué consistió la capacitación?
Fueron cuatro encuentros mensuales de trabajo, de dos días (viernes y sábados), con directivos y docentes de EGB, Nivel Inicial, auxiliares docentes indígenas, y en ocasiones, también nos acompañaron madres de la comunidad como voluntarias. El Programa proveía una caja de 100 libros a cada escuela y telas para el armado de los espacios de lectura.
Como resultado de la capacitación los docentes elaboraron y desarrollaron sus proyectos, organizaron una biblioteca abierta a la comunidad con préstamo de libros, proyectos comunitarios con la participación de las familias.

¿Cómo llegan los libros a las familias?
Con la biblioteca de préstamo.
La bibliobici, La Valija viajera, Las Mochilas y Canastas viajeras que van a las aldeas Guaraníes, El Bibliocaballo, los Micros de Lectura en la radio toba, son algunos de los proyectos que llevan los libros para leer en familia. Los libros llegaron a las casas y ranchos más humildes, y las familias disfrutaron de la lectura a la luz de una vela, de un farol.

¿Cuáles son las características de los alumnos de esas comunidades?
Los alumnos tienen entre 5 y 15 años, viajan 5, 6, 8 kilómetros a pie para ir a la escuela cada mañana. Algunos van en bicicleta, otros a caballo.
Desde chicos ayudan en las tareas de la casa, cuidan la huerta, alimentan a los animales, atienden a los hermanitos menores. Los más grandes realizan las duras tareas de la chacra a la par de los padres. Durante la siembra y la cosecha no van a la escuela. Como sabés, esta historia se repite en otras provincias de nuestro país, en distintas familias, por generaciones, por necesidad y por costumbre.

¿Los padres son pequeños agricultores?
Algunos sí. Por lo general son ladrilleros, peones rurales o jornaleros que trabajan a destajo y con baja remuneración, o reciben Planes Sociales. El 70 % de los padres son analfabetos.




Y los maestros... ¿cómo llegan a las escuelas?
Viajan muchos kilómetros todos los días, a dedo, en carro, en moto, en bicicleta. Algunos se quedan en la escuela de lunes a viernes y vuelven a su casa el fin de semana.

Después de la etapa de encuentro con la lectura, vino la de encuentro con la palabra...
Sí, fue la etapa donde las familias investigaron, relevaron y valorizaron distintos aspectos culturales de la región. Los docentes invitaron a las familias a compartir sus saberes populares, y así fue como descubrieron de dónde provenía el nombre de los parajes donde viven, recopilaron recetas, leyendas, juegos, canciones. Se armaron antologías para el aula, formaron parte de la biblioteca escolar.

Con alto grado de analfabetismo, ¿de qué manera se recogieron los testimonios?
Los padres y abuelos que no saben escribir les dictan a sus hijos, y los que saben escriben con su puño y letra, y con esmero, en una hoja o en el cuaderno viajero.

¿Los maestros continúan con los proyectos?
El Programa paralelamente también ofrecía un concurso por subsidios para infraestructura y creación de bibliotecas para la posterior compra de libros, mobiliario, material didáctico, juguetes educativos, materiales para hacer arreglos, etc. Así que a través del tiempo seguimos en contacto con algunos maestros, quienes cada tanto me cuentan cómo siguen los proyectos y me piden asesoramiento.


¿Podrías elegirnos dos de las historias recogidas? (He aquí una tarea difícil)
Bien difícil. Bueno, selecciono una historia misionera y una canción de cuna Toba.

Leyenda “El asombro”
Se dice que en un lugar de los montes misioneros cerca de los cerros de Aristóbulo del Valle hay un lugar que encierra todos los misterios de la selva.
Dicen los lugareños que existe una parte que es milagrosa. Las noches de luna llena se transforma en un verdadero paraíso en el cual se pueden vivir las cosas más bellas que se puedan imaginar.
Las personas que no creen en su misterio pueden recorrerlo día y noche y lo único que encuentran es un cerrado y frondoso monte misionero.
Fuente: Karen Furiasse, 6º, EGB Nº 11, Santa Ana, Misiones.

“Canción de cuna Toba”.
Dormí hijito dormí,
portate bien dormí.
Conejito mande el sueño
de mi nietito.

Anónimo, EGB 578, Anexo, Paraje La Argentina, Miraflores, Chaco.

¿Cuántos fueron los beneficiarios de estos proyectos?
En el período del 2003 al 2008 los beneficiarios fueron 23.000 alumnos y la comunidad escolar y familiar de los parajes en donde estas escuelas se insertan.

¿Qué otras experiencias tuviste como promotora? ¿Cuáles te marcaron más?
Toda experiencia deja su marca, vos conocés la primera en Córdoba, allá lejos y hace tiempo. Y recuerdo con especial cariño el trabajo de la Villa 31.
Por otro lado desde Septiembre de 2009 hasta Agosto de este año tuve una experiencia con docentes en El Impenetrable Chaqueño, merece un capítulo aparte, dejó su marca, está en evaluación todavía.

¡La de Córdoba! ¡Habrá sido tu experiencia iniciática! ¿Cuántos años tenías cuando tuvieron esa audaz iniciativa?
Tenía 14 años. La audacia fue de Débora ella tuvo la idea de organizar la biblioteca y me pidió ayuda. Organizamos una pequeña biblioteca con ella y otra amiga mayor que yo, Ruth. Vivíamos en un barrio obrero semi rural, barrio de chacras.
Desde siempre pude ver chicos descalzos, padres suspendidos porque la fábrica cerraba, madres angustiadas porque no podían comprar cuadernos y libros para el colegio. Me entusiasmó mucho la idea.
Los vecinos nos ayudaron a juntar libros, bancos, muebles. Un vecino que tenía un garaje pero no tenía coche nos prestó el espacio. Otros vecinos aportaron caballetes y tablones y tuvimos una mesa larga.
La médica del barrio, dos profesores de Literatura, el profesor de Historia, la profesora de Inglés, la modista, algunos padres nos ayudaron donando libros. Recuerdo que pasábamos por las casas a retirarlos con una carretilla que había prestado otro vecino. Y así se fue armando. Hicimos un lindo cartel con letras grandes para poner en la puerta. Atendíamos los martes, jueves y sábado. Ayudábamos a los chicos con las tareas y cuando terminaban les contaba cuentos.

¿Y en la Villa 31?
Fue otra experiencia hermosa, ya era grande. Fui convocada por el Plan de Lectura "Leer es crecer" de la Dirección Nacional del Libro.
Era un Taller de lectura, una vez por semana me reunía con grupos de chicos y adolescentes a leer, explorar libros y organizábamos alguna actividad según sus intereses. Disfrutaban y asimilaban cada palabra, cada acción.
Los perros eran invitados especiales, acostumbrados a ir con los chicos a todas partes, a veces resultaba imposible echarlos, y alguno se quedaba quietito en un rincón hasta que se aburría (digo yo) y se iba.
A veces exponíamos los trabajos en la pared, pero la pieza se llovía y los materiales se arruinaban, así que trasladé las producciones a mi casa y fui armando carpetas que entregaba a fin de año.
Al cabo de un mes y medio implementé una biblioteca circulante con donaciones de autores amigos y de algunas editoriales. Estos chicos estaban totalmente alejados de los libros. No tenían y no conocían más que algún diccionario o libro de lectura. Con la biblioteca los fueron incorporando a su vida diaria.
Los hermanos mayores (10 o 12 años) les leían a los más chicos y se los cambiaban entre los compañeros del taller durante la semana.
Así, algunos pasaron de no leer nada a leer 5 o 6 libros por semana, hecho que se comprobó mediante comentarios orales y por el registro del cuaderno de préstamos.
Al finalizar el período de trabajo, en el último encuentro repartí entre los chicos todos los libros de la biblioteca.

Leí que estuviste en la Feria del Libro de Malabrigo... ¿dónde queda Malabrigo?
Al norte de Santa Fe. Sí, estuve en septiembre en la III Feria del Libro de Malabrigo, trabajando con chicos y visitando escuelas.
Me gusta mucho trabajar con chicos. En las ferias desarrollo una propuesta de Promoción de la Lectura con alumnos leyendo cuentos editados e inéditos, contándoles cómo es el proceso de edición, cómo nace un libro.
Me invitan de distintas Ferias del Libro locales y provinciales.

Parece que en esa zona, la del norte de Santa Fe, has andado mucho. Ayer, ayer nomás, leí también que cumplió 11 años una Biblioteca Popular que lleva tu nombre... ¡eso es un gran honor, Laura! El reconocimiento de la gente de allá, de Berna.
Hubo una época en la que me tocó trabajar mucho en esa zona, en Reconquista, Rafaela, Santa Fe, ahí conocí a María Luisa Ittig, esa Biblioteca Popular es su Proyecto, es la ideóloga. Lo inició en 1995 con un trabajo de hormiga y se inauguró en 2000. El 11 de noviembre fue el aniversario de la Biblio, por eso encontraste la nota.

Se nota que te gusta lo que hacés. Que es tu proyecto de vida.
Creo en el poder de las cosas pequeñas, en el trabajo de las hormigas, en la flor dulce de la verbena. Un proyecto pequeño en momentos difíciles es un camino de esperanza”. En lugares donde impera la pobreza, y los libros no llegan por la situación de ruralidad, el aislamiento, la carencia de medios de comunicación, de luz eléctrica, hay muchos momentos difíciles, un proyecto comunitario, es un camino de esperanza. Sí, definitivamente, creo en eso.

Laura, vos sos también una escritora reconocida, y es evidente que en los dos ejes de tu obra, aparecen las influencias de tus padres ¿Cómo fue tu infancia en ese hogar tan atravesado por la literatura infantil?
Fue una infancia de barrio, con juegos en la vereda. Con muchos cuentos. Cuentos contados por mi madre, mi padre, por mi abuela Elodia, la madre de mi padre.
Una infancia con libros lindísimos como Los Libros de Polidoro del Centro Editor de América Latina, esos libros traían historias maravillosas e ilustraciones espectaculares, ahí descubrí a Hermenegildo Sabat, a Napoleón, Ayax Barnes, Grillo, Amalia Cernadas, entre otros maravillosos artistas.
En casa había también radio, discos, libros y revistas. No había televisor. Había juegos y juguetes artesanales hechos por mi padre. Mi abuelo y mi padre eran carpinteros y nos regalaban maderitas para jugar y armar cosas.

Una última pregunta ¿podrías adelantarnos algo sobre tu escritura, tus proyectos literarios?
Te puedo contar una primicia: pronto va a salir un libro de cuentos populares hecho en colaboración con Gustavo Roldán, ilustrado por Roberto Cubillas, que será editado por Editorial Guadal.
También está en marcha un libro de cuentos que saldrá publicado pronto en Edelvives.

Muchas gracias, Laura, por la primicia y por tu tiempo. Un placer este encuentro.
Gracias a vos Edit, por tu interés, el cuidado y la paciencia.
Y agradezco a Libro de Arena por el espacio.

Trabajo realizado para el Taller Literatura y Periodismo, del Programa Bibliotecas para Armar, que coordina Mario Méndez en la Biblioteca Popular Alberto Gerchunoff.