lunes, 16 de julio de 2012

Ebooks, de todo y para todos

Como era de esperarse, el mundo de los libros tradicionales va dejando paso, poco a poco, a las publicaciones digitales. En esta nota, todo lo que hay que saber para aprovechar al máximo las posibilidades de este formato.


La semana pasada, los ebooks se convirtieron en noticia cuando la Asociación de Editores Norteamericanos informó que, por primera vez, los beneficios por ventas de libros digitales superaron a los de tapa dura. Si bien el liderazgo sigue siendo de las ediciones de tapa blanda o "de bolsillo", los ebooks llegaron para quedarse y ya han comenzado a convertirse en un segmento tentador para las editoriales.
El término ebook proviene de la contracción de "electronic book" y fue acuñado en la misma época que e-mail o e-commerce. Este nombre ha generado cierta ambigüedad ya que a veces se denomina ebook tanto a la publicación digital, los textos, como a los dispositivos que se utilizan para almacenar y visualizar dichos textos. Sin embargo, la costumbre más difundida es llamar "ebook" a los textos editados y distribuidos digitalmente y "lectores" (eReader) a los dispositivos y programas utilizados para su visualización.
Los ebooks se presentan con una amplia variedad de contenidos. Además de libros, podemos encontrar cuentos, revistas, manuales de instrucciones y cómics, entre otros. Por otro lado, también existe una gran diversidad de formatos empleados para producir publicaciones digitales, pero no todos son tan populares. La extensión del archivo (se llama así a las tres o cuatro últimas letras del nombre, después del punto) indican el formato del mismo y entre los más difundidos están los siguientes, ordenados según su complejidad y utilidad.

txt - Se denominan de "texto plano", es decir que solo contienen letras y números sin ningún tipo de formato.
rtf - Similares a los anteriores, pero con algo de formato (negritas, títulos resaltados, márgenes).
doc - Formato de archivos creados con Microsoft Word. Pueden contener formato, imágenes y sobre todo una estructura interna que facilite la navegación dentro del documento como índices, referencias cruzadas y vínculos internos o a otros documentos.
pdf - Es un formato muy conocido y difundido. Tiene las mismas características que el doc, aunque no precisa de un software propietario para visualizarlo (puede verse con cualquier lector de pdf como Adobe, FoxIt o Sumatra, todos gratuitos).
Los mencionados formatos no son muy específicos para la distribución de ebooks, sin embargo por ser muy comunes en los entornos "de escritorio", hay mucho material publicado.
html - Formato propio de la web. Resulta un ambiente conocido para los usuarios de internet y por tanto algunas editoriales y otras instituciones han comenzado a publicar contenido "navegable" en este formato.
lit - Es uno de los formatos más antiguos, creado en el año 2000 y se lee con Microsoft Reader, una aplicación gratuita.
ePub - Es un formato libre basado en tres estándares de código abierto. Esto significa que cumple unos estándares, que no está sujeto a disposiciones arbitrarias de ninguna empresa, y por ello se esperaría que no tuviera ningún problema de perdurar. Es por esto que los libros en este formato pueden funcionar indistintamente en diferentes lectores.
mobi - Mobipocket es el formato nativo del eReader Kindle (un lector de libros electrónicos que permite comprar, almacenar y leer libros digitalizados, creado por la tienda virtual Amazon.com). Si bien es un formato propietario, pueden encontrarse y descargarse ebooks en formato mobi libres de "DRM", nombre que reciben los derechos de uso y copia aplicables a contenidos multimedia.

En Argentina, los ebooks llegaron para quedarse, y en esta oportunidad más de 30.000 títulos han aterrizado en Librocity.com.

Para este nuevo proyecto, recientemente lanzado junto Agea Digital, debieron considerarse tres grandes aspectos: la integración con los distribuidores digitales (Amabook, Publidisa y Libranda), las modificaciones pertinentes en el diseño y la usabilidad para que los dos catálogos (papel y digital) coexistan en forma óptima y finalmente el proceso de compra, diferente al de un libro en papel.

Páginas, papel, DRM, epubs: el mismo libro. El objetivo fue implementar recursos visuales y de usabilidad que le permitan al usuario diferenciar fácilmente un ebook de un libro en papel, manteniendo los elementos de persuasión y atracción sobre el producto. Desarrollaron también y especialmente para la ocasión unwizard-enlazador que permite a los operadores de Librocity relacionar un libro en papel con su versión digital fácilmente. Por último, pero no menos importante, se investigó y recopiló toda la información necesaria para brindarles a los usuarios instrucciones claras y precisas acerca de los requerimientos y posibilidades a la hora de descargar un ebook protegido con DRM.
Get a catalog, send the order and deliver the goodies. Para garantizar la distribución de los diferentes catálogos digitales es necesario contemplar los siguientes procesos y flujos de información. 1) El método para recuperar todos los metadatos asociados a un ebook (título, autor, disponibilidad, etc). En este caso se utilizaron conexiones FTP a los  catálogos de los distintos distribuidores de ebooks recuperándose los datos en formato Ónix. 2) Desarrollo de la interfaz vía web services para enviar los pedidos al distribuidor y recuperar el link de descarga del ebook. Y por último: 3) extracción de estadísticas e información sobre las compras vía web services para brindar servicios adicionales al cliente (historial de descargas, dispositivos utilizados, etc.).
Find, click, pay and download. Se desarrolló un “checkout exprés” exclusivo para productos digitales que permite elegir el ebook, realizar el pago online y una vez acreditado el mismo enviarle el link de descarga del ebook, ahorrándose así varios clics en el embudo de conversión (en comparación con sus contrapartes físicas).


Fuentes: http://www.diariodecuyo.com.ar/home/new_noticia.php?noticia_id=525893 y Cámara Argentina de Comercio Electrónico.

martes, 10 de julio de 2012

La novela involuntaria

El escritor y ensayista Aníbal Jarkowski arriesga la hipótesis de que “Otras inquisiciones” fue la novela que Borges nunca escribió: la historia de un lector, en primera persona, y su imaginación razonada.

 

Por Aníbal Jarkowski

 

Es conocido por todos que Borges no publicó novelas, aunque es probable que intentara escribir alguna. Más allá de que hacia 1941 desdeñara las escrituras extensas –“desvarío laborioso y empobrecedor el de componer vastos libros; el de explayar en quinientas páginas una idea cuya perfecta exposición oral cabe en pocos minutos”–, en un reportaje de 1945, y ante la pregunta sobre qué preparaba por entonces, respondió: “Para el remoto y problemático porvenir, una larga narración o novela breve, que se titulará ‘El Congreso’ y que conciliará (hoy no puedo ser más explícito) los hábitos de Whitman y los de Kafka”.

Diez años más tarde, en otra entrevista, se entiende que no había abandonado el proyecto, aunque tampoco había avanzado en su escritura: “Deseo igualmente escribir una novela de la que ya ha nacido por lo menos el título: ‘El Congreso’. Sería una novela fantástica, no de fantasmas ni una fantasía científica, sino psicológicamente. Cuando ya tenía ese libro encontré su primera página no escrita en la primera página de Viaje de Oriente, de Herman Hesse, lo cual, por supuesto, no me hace desistir de mi proyecto. ‘El Congreso’ –un Congreso ideal– comenzaría como una novela y terminaría como un cuento de hadas. Sería un libro en el que estarían implicados todos los anteriores míos, un libro nuevo, pero que resumiría y sería además la conciliación de todo lo que hasta ahora he escrito.”

Un resumen de su obra

Sabemos que el proyecto de escribir aquella novela devino en el relato homónimo publicado de manera autónoma en 1971 –extendido a más de treinta páginas con el socorro de la tipografía– y luego incluido en El libro de arena. Es la ficción más extensa de Borges –aunque no excede en mucho a “El aleph” o “El inmortal”– pero acaso no la más feliz. “No ha agradado a mis amigos, quienes dicen que todo lo que digo ahí lo he contado mejor en libros anteriores y que su único valor es el de ser una especie de resumen de mi opera omnia.”
[...] Como se ve, el proyecto de escribir la novela se había desvanecido y la extensión de “El Congreso” se redujo a la de un cuento.

Juan José Saer razonó en más de una oportunidad las causas por las cuales Borges no escribió novelas. Propuso la influencia de Valéry y Macedonio Fernández, en tanto críticos del “realismo banal, inmediato”, que alucina una relación punto a punto entre lenguaje y mundo; propuso el rechazo de Borges hacia la novela canónica en función de su preferencia, a cambio, por la epopeya, precisamente el género que la novela había venido a desplazar en un mundo vaciado de heroicidad; propuso, en tercer lugar, que el rechazo de la novela estaba en el corazón mismo de la teoría de la narración borgeana, desconfiada de la “causalidad natural”, “de la inteligibilidad histórica”, de tal manera que en esa teoría el “acontecimiento” es desplazado por los “detalles”. Por último, Saer propuso que la “actividad múltiple” de Borges, en particular sus incesantes colaboraciones para diarios y revistas, debería “ser tenida en cuenta para explicar la característica principal de su obra, que se constituye exclusivamente a través de la forma breve”; así, “en medio de todas sus actividades debieron de faltarle el tiempo y la paciencia para escribir una [novela]”.
[...] Pero será el propio Saer quien, involuntariamente, ofrezca otra idea respecto a la cuestión: “Una de las primeras dificultades que se me presentan cuando estoy preparándome a escribir algo, es saber si ese nuevo texto podrá o no adaptarse a mi ‘manera’. La idea sola, por buena que me parezca, no basta para justificar un relato. Es necesario que esa idea tenga alguna afinidad con los textos que la han precedido.”

Estas palabras de Saer, refiriéndose a las insistencias dentro de su propia obra, también podrían explicar la dedicación exclusiva de Borges a las formas breves, en el sentido de que esas formas fueron su manera.

En 1933 Borges escribió: “la literatura es fundamentalmente un hecho sintáctico”. Esa afirmación, que no ha perdido nada de su aire escandaloso, al cabo resulta acertadísima para señalar que no es en las ideas, los temas, los contenidos ni las intenciones del autor donde se realiza lo literario, sino en la sintaxis, sea en formas breves o extensas.

En este sentido, basta con revisar cualquier página escrita por Borges para reconocer de inmediato, por ejemplo, su manera de adjetivar: “la noche lateral de los callejones”, “el íntimo cuchillo en la garganta”, “lámparas estudiosas”, “el desierto confuso y embarrado”, “continuos aniversarios”, “una inmejorable ignorancia”, “la pública y secreta representación”, “había en su andar (si el oxímoron es tolerable) una como graciosa torpeza”.
Este modo de adjetivar, inusitado por lo sistemático, se ajusta perfectamente a la normativa sintáctica, aunque produce, en lo semántico, una intensa perturbación intelectual. La mirada recorre la línea del discurso, pero el pensamiento experimenta continuos sobresaltos que trastornan la fluidez de la lectura. Esos sobresaltos –como advertía Saer– se llevan bien con una poética del detalle, pero no con la del aconteciendo, propia de la narración extensa. Es lo habitual leer de manera ininterrumpida cincuenta o cien páginas de una novela convencional, pero ¿es posible leer de ese modo cincuenta o cien páginas de Ficciones o El aleph? En verdad, sólo parece posible leerlas a condición de no leerlas; es decir, anulando la emoción y la inquietud estéticas que producen las soluciones retóricas –hipálage, oxímoron, lítote, paradoja, enumeraciones– que definen la manera de Borges.

Una revelación inesperada

Hace algún tiempo, preparando una clase, releí Otras inquisiciones de un modo en que hasta ahora nunca lo había hecho: de la primera a la última página. El libro volvió a parecerme extraordinario –la mayoría de los críticos entienden que es la mejor colección de ensayos de Borges– pero al terminarlo experimenté algo así como una epifanía según la cual ese libro –de cuya publicación se cumplen ahora sesenta años– se me revelaba como una novela; la única –e involuntaria– novela de Borges.

¿Cómo es esa novela? Está narrada en primera persona y su narrador, lo sabremos en la última línea, se llama “Borges” – “El mundo, desgraciadamente, es real; yo, desgraciadamente, soy Borges”. En su edición original se componía de 38 capítulos de regular extensión –por momentos se asumen como simulacros de géneros: “nota”, “artículo”, “clase”–; en general son breves, con la excepción de los llamados “Nathaniel Hawthorne” y “Nueva refutación del tiempo”.

¿Qué narra esa novela de unas 230 páginas? La historia de un lector a través de la exposición de sucesivas imaginaciones razonadas. Su primera línea define la motivación de la narración entera: “Leí, días pasados...”

Como corresponde a una novela borgeana, está alejada del realismo convencional pero, a la vez, sentimos la intensa realidad de su narrador, desatento a los accidentes del presente más inmediato a la escritura, con excepción de tres breves capítulos: “Anotación al 23 de agosto de 1944” y “Dos libros”, ambos dedicados al nazismo, y “Nuestro pobre individualismo”, que comienza así: “Las ilusiones del patriotismo no tienen término.” Curiosamente, el peronismo es invisible a lo largo de la obra.

La trama opera por acumulación; es sencilla y también monótona, para hacer evidente la monotonía que gobierna la vida del narrador: 

“Consideremos una vida en cuyo decurso las repeticiones abundan: la mía, verbigracia. No paso ante la Recoleta sin recordar que están sepultados ahí mi padre, mis abuelos y trasabuelos, como yo lo estaré; luego recuerdo ya haber recordado lo mismo, ya innumerables veces; no puedo caminar por los arrabales en la soledad de la noche, sin pensar que ésta nos agrada porque suprime los ociosos detalles, como el recuerdo; no puedo lamentar la perdición de un amor o de una amistad sin meditar que sólo se pierde lo que realmente no se ha tenido; cada vez que atravieso una de las esquinas del Sur, pienso en usted, Helena; cada vez que el aire me trae un olor de eucaliptos, pienso en Adrogué, en mi niñez...”

También se repiten nombres –Kafka, Dante, Pascal, Quevedo, Kipling, Coleridge, Chesterton–, líneas o párrafos –“Observa Coleridge que todos los hombres nacen aristotélicos o platónicos”; “cada escritor crea a sus precursores”– pero tal vez más notable sea otra insistencia, la de la idea de que “acaso la historia universal es la historia de unas cuantas metáforas”, y numerosos capítulos se dedican a verificarla. El pensamiento del narrador, su percepción del mundo, tiene la particularidad de que, donde otros sujetos verían novedades, cambios, cortes, él percibe repeticiones, continuidades que, como si fuese natural, ponen en relación de contigüidad hechos y objetos distantes en el tiempo y en el espacio. Esta costumbre mental es uno de los mayores encantos del narrador de la novela. 

Una idéntica actitud –ya observada por Enrique Pezzoni en 1952– hacia la numerosa materia inquirida domina la narración; apenas alguna vez se abandona el tono mesurado y amable y se practica la diatriba: en el capítulo “Las alarmas del Doctor Américo Castro”, el narrador le atribuye al filólogo una “poderosa tiniebla” intelectual y lo descalifica como “lector inexplicable” o “incoherente redactor”. Pero es apenas uno de los capítulos y tiene el efecto de desconcertar al lector, como ocurre en muchas novelas modernas.

Otras inquisiciones ocupó a Borges durante quince años, entre 1937 y 1952 –algo menos de lo que demoró Dante en componer La Comedia–, aunque la mayor parte de los capítulos la escribió luego de febrero de 1946, cuando fue llevado a renunciar a su puesto como auxiliar en la biblioteca Miguel Cané, en el barrio de Boedo. En algún sentido, la única novela escrita por Borges la debemos al peronismo. 

Fuente: http://www.revistaenie.clarin.com/literatura/Anibal-Jarkowski-Borges-Otras-inquisiciones_0_719928018.html#.T-iOu0Ps35g.gmail

viernes, 6 de julio de 2012

Al otro lado del túnel, Sabato x Mordzinski

A 101 años del nacimiento de Ernesto Sabato el Ministerio de Cultura de la Ciudad presenta una excepcional selección de fotos sobre el escritor, obra del reconocido fotógrafo Daniel Mordzinski.

 

Conocido como el fotógrafo de los escritores, Daniel Mordzinski trabaja desde hace más de treinta años en un ambicioso “atlas humano” de la literatura iberoamericana, en pos del cual ha retratado a los protagonistas mas destacados de las letras hispanas. Mordzinski se ha convertido en el mejor cómplice de tres generaciones de creadores.


“Al otro lado del túnel” reúne una selección de retratos de Ernesto Sabato tomados a lo largo de 15 años a través de las cuales Mordzinski nos acerca al Sabato mas intimo, ya sea en las calles de París o de Santos Lugares, en el taller de su casa o en una habitación de hotel.

A 101 años del nacimiento de uno de los más destacados escritores argentinos el Ministerio de Cultura de la Ciudad presenta esta excepcional obra en la que el público porteño podrá reencontrarse con uno de sus mayores autores.


La inauguración, que contará con la presencia de Daniel Mordzinski y el Ministro de Cultura de la Ciudad, Hernán Lombardi, será el día Martes 26 de junio a las 19 hs.

La muestra podrá visitarse en la Sala D del Centro Cultural San Martín desde el 26 de junio al 10 de julio.
Entrada libre y gratuita

lunes, 2 de julio de 2012

Arranca la Feria del Libro Infantil y Juvenil

La Feria del Libro Infantil y Juvenil es una de las pocas ferias del mundo dedicadas íntegramente a la difusión del libro entre niños y jóvenes. Participan cerca de 100 expositores y la visitan más de 300.000 personas.



Horarios:
  • Lunes 9 de julio, de 11:00 a 18:00
  • Martes 10 al viernes 13 de julio, de 09:00 a 18:00

Del 14 al 28 de julio:
  • Sábados y domingos, de 14:00 a 20:00
  • Lunes a viernes, de 11:00 a 20:00

Inauguración oficial

Miércoles 11 de julio a las 10:30 en la Plaza del Castillo, con la presencia de autoridades nacionales y de la ciudad, autores, editores y expositores.

Entrada y beneficios

Valor de la entrada

$ 25,00 (veinticinco pesos)

Ingreso sin cargo
  • Menores de 18 años
  • Discapacitados
  • Jubilados, pensionados y docentes de todos los niveles de educación formal; presentando comprobante o carnet.
Beneficio especial

Cada alumno que visite la Feria entre el lunes 9 y el viernes 13 de julio recibirá una entrada sin cargo para un adulto, que podrá ser utilizada, exclusivamente, los días sábado o domingo.

Lema: "Para leerte mejor"

El lector es bienvenido al festín. Para disfrutar de un menú de lectura internacional, especialmente cocinado por los mejores chefs que han preparado historias para todos los paladares: de Caperucitas rojas, de fingidas abuelitas, de lobos en camisón, de princesas sin carroza, de canarios gauchos, de héroes sin espada, de emociones universales, de tigres con dolor de panza o de magos aprendices de mecánicos, bien sazonadas con ilustraciones dramáticas, disparatadas, históricas, románticas, cómicas, misteriosas o surrealistas. Se ofrecen manjares para devorar con el paladar despierto y soñar que de verdad han sucedido, que no sucedieron ni sucederán, o que mejor que no sucedan nunca. Con todos los personajes que se puedan imaginar y otros más. Para esos Dráculas de las palabras, las páginas de esta feria estarán abiertas.

Más información: http://www.el-libro.org.ar/