jueves, 21 de abril de 2011

Charla presentación: Diseño gráfico y edición


Llegó una obra fundamental que todo editor y diseñador gráfico debe tener en su biblioteca. Se trata del libro de Juan Cruz Gonella, diseñador gráfico (UBA), quien ha ejercido como docente de la Carrea de Edición de esa misma universidad.

Esta obra da a conocer los tips sobre diseño gráfico que necesita conocer un editor para poder llevarse bien con el diseñador gráfico a cargo del producto editorial y el modo que el trabajo del diseñador gráfico es percibido por el editor.

El libro se presentará en medio de una charla gratuita el día martes 26 de abril a las 10:30 y el miércoles 27 a las 19 horas en Nueva Escuela de Diseño y Comunicación, Callao 67, 2° piso.
Dirigido a: estudiantes, profesionales, creativos.

Más información: edicionesazzurras@gmail.com.

sábado, 9 de abril de 2011

Acerca de Más liviano que el aire de Federico Jeanmaire


Por Edit Marinozzi

Una anciana de clase media alta encierra en el baño de su departamento a un adolescente que intentó robarle. Un esquema de extrema simpleza desde el que se despliega una prosa prolija, sin fisuras, que atrapa al lector hasta las últimas páginas.

A partir de lo que podría ser una anécdota más de la violencia urbana, somos tocados por una temática profunda, universal, pero que se agudiza, justamente, en la llamada “era de la comunicación”: es esta una historia sobre la soledad, la incomunicación y la violencia.
La acción transcurre en los tres días de encierro –empieza un jueves, y termina un domingo– en los que solo se escucha la voz de la mujer, mientras que lo que el chico dice no se escucha. Lo que dice y lo que hace se deduce por las réplicas de la anciana. Las acciones y los comentarios del prisionero son registrados por el monólogo de la carcelera.

“Una puerta cerrada como metáfora de un mundo cerrado, asfixiante. Un diálogo imposible que se convierte en el monólogo alucinado de una vieja loca; como una Schezerade de pesadilla, la narradora habla para no morir”, dice Pablo De Santis en la contratapa del libro.

La historia que la vieja quiere contar es la de su madre. La novela aborda así el tema de la rebeldía de una mujer en la época en que no podía ni debía rebelarse ante nada. Una mujer con un deseo “más liviano que el aire”: volar por su cuenta una avioneta. Y para lograrlo, mata al hombre entrenador-violador, y muere mientras cumple su deseo, cuando la alcanza un viento huracanado.
También aquí encontramos la imposición de una voz sobre otra, y las consecuencias de salirse de los límites impuestos.

El relato que la mujer obliga al chico a escuchar hasta el final, momento en que promete liberarlo, está basado, sobre todo, en su imaginación, e incluye pasajes de su propia vida, una vida miserable. Está, además, intercalado con observaciones de la ex maestra, destinadas a “enderezarlo” y “educarlo”.
Es este el recurso mediante el cual, dentro de esa historia –que, como dijimos, tiene un núcleo muy potente por lo universal, y otro paralelo que remite a la época de la mujer subordinada ante el poder del hombre– encontramos claramente otra: la de la historia nacional, el pasado y el presente de la Argentina. La anciana, maestra soltera, bien podría ser una representación de “la civilización” tal como la entendía Sarmiento y su generación, y el joven ladrón, con su carga de violencia y desamparo, representaría a “la barbarie”.

“Ella es lo más viejo que se puede ser y él, lo más joven. Y no hay diálogo. Mi manera de exhibir esa incapacidad de diálogo es que la palabra del chico nunca aparece. Eso tiene que ver con que la señora viene de la clase que ha tenido el poder en la Argentina y tiene el poder del discurso”, expresaba el autor, Federico Jeanmaire, en una entrevista.

Hay un único diálogo, pero es una elección de la narradora. Es “el último diálogo que mantuvieron Delita y aquel hombre al lado del avión”. “Yo voy a poner una voz finita y excitada cuando la que habla es mi madre. Cuando el que habla es el tipo, voy a tratar de hacer una voz gruesa, áspera, como de alguien que, además de ser hombre, está malherido. Y si tengo que hacer algún comentario sobre la escena en su conjunto acerca de ellos en particular, en ese único caso utilizaré mi propia voz aunque un tanto subida de tono”. Ese diálogo tiene dos tramos, y está escrito en bastardilla, igual que el adverbio gentilmente, que indica la ironía del término que usa el abusador al hablar con su madre. Son detalles que revelan que el autor cuida la estética hasta en la grafía.

La anciana también está encerrada. Su encierro es su soledad, lo sabe y lo explicita: “Yo no tengo ni un lugar ni una amiga. Ni siquiera tengo un hijo. Créame que estoy tan encerrada como usted”. Este encierro del que tiene el poder, bien podría interpretarse como la imposibilidad, incluso para las clases dominantes, de encontrar una salida.
En la línea-tradición de nuestros mejores escritores, Federico Jeanmaire se pregunta y nos interpela sobre “lo argentino”.
Esta novela nos deja planteado, así, un ejercicio de reflexión sobre muchos de los prejuicios histórico-sociales que rigen aún las relaciones entre diferentes grupos de nuestra sociedad, sobre los complejos orígenes de la violencia y sus insospechadas secuelas.
El epígrafe, Océanos, un poema de Juan Gelman que habla de los nombres perdidos u olvidados, leído en relación con el texto-novela, sugiere el sentido de la pérdida y el olvido de todas las víctimas, pero también de sus victimarios.

Un jurado integrado por José Saramago, Rosa Montero, Juan Cruz Ruiz y Pablo De Santis, otorgó al autor de esta obra el Premio Clarín de Novela 2009.

La lúcida propuesta estética sin molde de Federico Jeanmaire se ha expresado en los quince libros que ya lleva publicados, y legitima el lugar destacado que ocupa en la narrativa argentina reciente.

Más liviano que el aire
Novela
Federico Jeanmaire
Buenos Aires
Clarín / Alfaguara
2009