miércoles, 2 de julio de 2008

Punto y coma, el que no se escondió se embroma


Por Noelia Poloni

El día 17 de junio, el diario Crítica (http://www.criticadigital.com/) publicó una nota acerca del uso, o desuso, del punto y coma. Según parece, este signo de puntuación está en franca decadencia, aunque existen razones para continuar utilizándolo.

En su nota titulada “La batalla del punto y coma”, el periodista Gustavo Streger intentó presentar posturas a favor y en contra del uso de este signo de puntuación. Según podemos interpretar, en opinión de escritores contemporáneos y periodistas, el punto y coma está en plena decadencia; su uso en los diarios es casi nulo, como puede apreciarse al revisar las ediciones de distintos diarios de la Ciudad de Buenos Aires en una misma fecha.
Personalmente, el punto y coma es mi signo de puntuación favorito. (Como podrán observar, ya he utilizado uno en el párrafo anterior.) Para mí, indica una pausa moderada en el texto; es más leve que un punto y seguido, y más fuerte que una simple coma. (Acabo de emplear otro.) Pero mi opinión no importa, ya que soy una simple editora. Veamos qué dicen los especialistas, a través de los siguientes extractos del texto de Streger:

“El punto y coma implica una reflexión sobre la relación que establecés entre los miembros que están puestos en la misma oración. Poner un punto y coma es decir ‘estoy poniendo algo que guarda una relación estrecha con lo dicho anteriormente, pero es otra idea’. Esa reflexión es antimail”, señala María Marta García Negroni, investigadora del Conicet, titular de la cátedra de Corrección de Estilo de la UBA y ganadora del Premio Konex en Teoría Lingüística y Literaria.
Al sumarse al debate, la lingüista y coautora del libro El arte de escribir bien en español, Laura Pérgola, afirma que la tecnología determinó un uso muy escaso del lenguaje donde “se trata de economizar cuando no tenemos un idioma económico”.
Marcelo Birmajer, uno de los más prolíficos escritores argentinos contemporáneos, es taxativo: “El punto y coma es mi signo de puntuación favorito. Es fundamental”, comienza y explica que “no es un punto sino una forma de negociación entre dos ideas”.
“El uso del punto y coma es intuitivo, y la intuición es la forma menos mala de acceso al conocimiento. Para mí es el signo de la intuición”, precisa. Otra de las activistas a favor del punto y coma es la escritora Claudia Piñeiro, autora de las novelas Tuya y Las viudas de los jueves. Para ella, usar este signo es como manejar: si se pasa de la cuarta a la segunda, el auto marcha igual, pero hay un ruido diferente y se nota. “Tiene que ver con un ritmo que si no lo usás no es incorrecto, pero te perdés un montón de sutilezas en ese tono que vas adquiriendo en el texto. A mí me da muchísima pena que se pierda”, lamenta. Por su parte, el periodista y escritor Luis Gregorich, compilador del libro Antología universal de la poesía y Cómo leer un libro, señala que la función del punto y coma es “dar una respiración a la escritura”. “Está vinculado con la música del texto. Es un matiz. Unificar todo con la coma no es bueno, le quita ritmo a la prosa”, agrega.
Al momento de repartir culpas, Gregorich dice que la baja en el uso de este signo de puntuación se debe a una especie de exaltación de lo fragmentario y de lo breve en la sociedad.

Al cerrar el artículo, Streger explica que el problema central con el punto y coma parece ser que en los colegios primarios y secundarios no se enseña bien para qué debe utilizarse, porque los docentes tampoco lo tienen en claro, y por eso nos chicos no se acostumbran a escribirlo. Considero que es posible, pero con suprimir su uso no aportamos absolutamente nada. El punto y coma es un signo típicamente español, al igual que la letra “ñ”. Aunque debería detenerme un segundo y recordar lo que se repite en la Facultad (de Filosofía y Letras), hasta el cansancio, acerca de que cada texto, según el género, tiene su propio ritmo y reglas de juego, porque si lo pensamos de esta manera, sería correcto que en los artículos periodísticos se optara por usar más el punto y seguido que el punto y coma; es preciso analizar cada caso en particular.
Para cerrar, quisiera compartir con ustedes la normativa vigente, extraída del excelente libro, El arte de escribir bien en español, cuya coordinadora es la Dra. María Marta García Negroni:

Usos del punto y coma

Se emplea punto y coma en los siguientes casos:

a) Para separar los miembros de una enumeración cuando se trata de construcciones complejas que ya incluyen comas.

Ejemplos:

Cada una de las plantas de la casa fue usada para distintos fines: la planta baja, como enfermería; el primer piso, como comedor; el último, como cuartel general.

Hay diversos tipos de artistas: los que persiguen el éxito a toda costa, obedeciendo a los gustos del público; los que tratan de imponer su gusto a un público que se vuelve fiel; por último, los que cultivan su arte sin tener en cuenta los gustos del público.

b) Para separar periodos dentro de una oración que ya incluye comas.
Ejemplo:

“Platero, grana de ocaso sus ojos negros, se va, manso, a un charco de aguas de carmín, de rosa, de violeta; hunde suavemente su boca en los espejos.” (Juan Ramón Jiménez)

- En algunos casos permite evitar ambigüedades:

“Pero nada bastó para desalojar al enemigo, hasta que se abrevió el salto por el camino que abrió la artillería; y se observó que uno solo se rindió a la merced de los españoles.” (Solís)

Si después de la palabra "artillería" solo se pusiese coma, la oración "y se observó, etc." vendría regida por la preposición "hasta" y cambiaría mucho el sentido. (Esbozo de la Academia, pág. 147.)

c) En periodos de cierta longitud, delante de las conjunciones y locuciones pero, mas, aunque, sin embargo, por lo tanto, no obstante, por consiguiente, en cambio, en fin, etc., cuando encabezan proposiciones en las que se indican aspectos diferentes de una misma idea o un hecho y su consecuencia.

Ejemplo:

Cinco helicópteros han estado buscando a los posibles sobrevivientes durante toda la noche, además de los equipos que trabajan en tierra; sin embargo, por el momento, los esfuerzos han sido inútiles.

Si los miembros del periodo no son muy largos, se recomienda el uso de la coma [...]. Si su extensión es considera­ble, conviene separarlos con punto y seguido.


Fuentes:

García Negroni, María Marta (comp.). El arte de escribir bien en español. Buenos Aires, Santiago Arcos, 2004, pp. 38-39.

Streger, Gustavo. “La batalla del punto y coma”. En: Crítica, 17 de junio de 2008, pp. 20-21.

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