sábado, 24 de noviembre de 2012

Acerca de Las señoras de la calle Brenner, de Angélica Gorodischer


Por Noelia Poloni

La última novela de la gran autora argentina que sorprendió a todos con La cámara oscura. 

Una madre. Una hija. Una madre y una hija que se buscan y se encuentran. Y se eligen mutuamente, en medio de una ciudad devastada vaya a saberse por qué tragedia. ¿Un terremoto? ¿Una guerra? ¿El anunciado fin del mundo? Quizás todo a la vez....
En medio del caos total, Alaíde Haggen y Zelma, dos nombres apenas, dos invenciones para que no vengan los soldados y se las lleven en los camiones verdes, como la perrera se llevaría dos perros, se abrazan con el cuerpo y con el alma. La chica está dispuesta a todo por proteger a su madre, a quien aprende a amar desesperadamente. Brutal su encuentro, brutal su existencia compartida. Pero tierna y esperanzadora a pesar de toda la adversidad, en especial, la de no haber “nacido” siendo madre e hija, sino de haberse “hecho” como tales.
La historia comienza exponiendo descarnadamente la fragilidad de la chica, pero con el correr de las páginas, se ve cuán frágil es la madre en realidad. Y la niña, devenida en mujer, no duda ni un instante en realizar los más amargos sacrificios para recompensar su amor. Porque ella es lo único que tiene, luego de haber perdido todo. “Para ella era así, era como si hubieran perdido todo. Pensaba, algunas veces, que no tener nada, ni recuerdos, ni palabras, era haber perdido todo”.
La prosa de Angélica Gorodischer es excepcional, con un lenguaje claro, sin artilugios. La narración es dual y astuta en su desarrollo.
El final, feliz a su manera, es tan solo un souvenir de esta maravillosa novela, la última de esta autora argentina que me cautivó ya desde sus relatos en La cámara oscura.
Para lectores adultos que deseen disfrutar de un buen libro, descubriendo, tal vez, algo más sobre las relaciones humanas.  

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